El Innombrable había muerto, la guerra había cesado y la paz había
vuelto. Pero sólo un corazón no descansaba en Rínuviel. Echaba de menos a su
amado Élestor.
En memoria a él, fundó un nuevo reino de elfos y humanos para que
siempre reinase la paz entre las dos razas.
Pasaron años. Rínuviel murió y su sobrina heredó el trono. Meya,
que así se llamaba, era una elfa joven y luchadora, capitana de la orden de los
elfos arcanos; y su marido Trend, uno de los fundadores del Consejo de los 4.
Tuvieron un hijo llamado Verus. Era menudo, de pelo largo color
verde musgo y de ojos cristalinos. Era muy inteligente y dominaba la magia al
igual que el combate.
Un día de plena oscuridad, en el que las nubes tapaban el sol, el
semi-elfo se encontraba en la sala de entrenamiento, cuando su padre se acercó
y le dijo:
-Hijo, observé con orgullo como te convertías en un arma, de
rectitud. Recuerda nuestro linaje siempre ha reinado con sabiduría y fuerza y
sé que mostrarás moderación en el ejercicio de tu gran poder. La verdadera
victoria hijo mío, es saber conmover el corazón de tu pueblo. Te digo esto
porque cuando mis días lleguen a su fin, tú serás el rey.
-Pero papá, ¿porque me dices esto ahora? No es que te vayas a
morir, ¿no?
-Hijo no pasa nada, ve a tu cuarto tengo una charla con unos
hombres. Te espero en una hora en el balcón de tu habitación.
Verus se dirigió a hacia el mirador. Era precioso y enorme, con
barrotes de oro forjados con la más delicadeza y maestría y decorados con rubíes
color sangre.
El joven semi-elfo esperó a su padre horas y horas hasta que el
último de los pocos rayos de sol que se veían, se esfumó. Verus, preocupado,
salió corriendo de su habitación. En ese momento sus piernas corrían solas, la
gente ya no importaba iban venían pero él actuaba como si nada. Llegó hasta la
sala donde su padre estuvo hablando.
-Papá, ¿estás ahí?-dijo Verus.
Pero la sorpresa no fue agradable pues se encontró a su padre
tirado en el suelo con una lanza clavada en el corazón.
-¿Pero qué te ha pasado?- dijo el joven
-Hijo, una persona no puede ser buena y que toda la gente le
quiera. Los avariciosos del Consejo me mataron por haber donado dinero a las
tierras del norte. Espero que vengues mi muerte.
-Y así será, padre. Y así será.
El niño creó un reino solo de él en las no pobladas tierras del
norte. Se creó una armadura de un material mágico que se encontraba en el
hielo, y marchó n el cuerpo de un humano, para apoderarse de los conocimientos
de todas las tribus.
Escrita por César Nieto
Aquí tienes material para muchas historias muy interesantes. Me ha gustado. Besos.
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