Feliz día de la madre
Todos creemos que los duendes son criaturas enanas,
pero no es así son altos, guapos y muy sabios. Desde pequeños se educaban para
ser expertos en la magia. Nacen cuando un mago o dragón llora y la lágrima cae
al suelo y llega a una aldea llamada Hoa.
Pizca era una duende tierra. Era alta, con unos ojos
azules como el mar y cabellos marrones como el chocolate. Era una estudiante
buenísima, gran amiga y dulce como la miel.
Estaba en el poblado con mi madre comprando alguna
comida, cuando pasaron unos guardias reteniendo a todo el mundo. Mi madre y yo
corrimos de repente una flecha me rozó la oreja. Sentí el aire de la flecha y
del susto me desmayé. Cuando abrí los ojos estábamos mi madre y yo juntas, yo
sentía el miedo que tenía mi madre. Tuve la capacidad de ver un vacío en el
final del pasillo. Corrí adelantándome para ver lo que había, era como una
piscina pero sin agua. Para pasar hice un hechizo para subir la tierra y
pasamos. Abrí una puerta y entré. Vi una sala muy amplia, seguí andando y había
un comedor con las sillas y las mesas de madera. Poco después había una cocina
muy bien decorada y bonita. Me di la vuelta para decírselo a mi madre cuando...
¡no estaba! No me moví y grite: ¡Mamá! ¿dónde estás? Si es una broma no tiene
gracia. Estaba llorando sin parar y...¡Zas! Abrí los ojos. Estaba mi madre, un
médico y yo estaba en cama.
·¿Qué ha pasado?- pregunté.
·Estabas jugando con July, Clausy y Tella a la pelota y te distes con un
palo y ¡NO DESPERTABAS! -gritó emocionada de que despertara-.
Todo fue un sueño, un asqueroso sueño que me pasó una
mala jugada. Miré a mi madre y le di un abrazo.
Está muy chula, en esta historia te has esforzado más que las otras. Hubiera quedado mejor que hubieras puesto imágenes, pero aún así, está muy bien. ¡¡¡Sigue así!!!
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