Un día Coty paseaba por una de los muchos pasillos que
hay en su casa, cuando de repente se detuvo a observar un cuadro. En él se
podía contemplar toda su familia. Algo extraño le sorprendió:
·¡Mamá! ¿Quién es este desconocido y encapuchado elfo?
- preguntó gritando el joven -
Era alto como una torre, robusto porque de pequeño le
gustaba mucho comer, pero poco a poco fue cambiando y comiendo menos, hasta
ahora que come lo justo y necesario, y siempre lo más saludable. Esta muy
fuerte puesto que hace mucho ejercicio y entrena para las batallas y guerras
contra otras tribus.
Su madre llegó y respondió a su pregunta:
·Este es mi hermano Smont y es de la guardia de los
elfos. Hace mucho tiempo que no se de él. Se fue a una guerra y no le hemos
vuelto a ver. Hablando de guerras, ¿sabes que le pasó en una de ellas que le
marcó la vida?
·No cuéntamelo, cuéntamelo- canturreaba el niño-
·Está bien, está bien. Te lo contaré. Todo empezó hace
muchos años cuando los orcos no se conocían. Eran una especie rara. Su gran
ejército se aproximó a Dámbil. Empezó por las zonas de Siempre Invierno y fue
descendiendo hasta nuestra ciudad “La gran ciudad de los elfos ” donde nuestro
enorme ejército se defendió. Tu tío era joven, pero él siguió adelante con la
lucha.
El pequeño elfo estaba alucinando con la historia que
le estaba contando su madre. Tenía la boca abierta.
·Los orcos entraron en la ciudad- continuó la elfa-
Smont alzó su espada y gritó “¡Por Dámbil!” y comenzó a luchar. Movía la espada
con gran agilidad. Su cara tenía
chorreones de sudor y salpicaduras de sangre. Con cara de rabia y enfado
cortaba cabezas, piernas, brazos y apuñalaba a montones de orcos. También
contemplaba como sus compañeros morían desangrándose tirados en el suelo.
Mientras observaba lo que sucedía a su alrededor....
·¡Zas! Un orco le cortó la oreja- sorprendió al elfo su
hermana-
·Hola Des- saludó su madre-
·¡Sigue, sigue !- decía desesperado Coty-
·Está bien. Smont recuperó fuerzas mientras su oreja se
desangraba y le hincó la espada con toda la rabia del mundo. La alzó de nuevo y
lo partió por la mitad. Levantó la mirada y pudo observar millones de cuerpos
de orcos y de elfos muertos. Era un lugar desierto donde no se oía ningún ruido
y todo estaba cubierto por un manto rojo y verde de sangre.
La guerra había acabado y él había sobrevivido. Sus
compañeros los llevaron a las casas de curaciones donde le vendaron la cabeza.
Una vez recuperado le otorgaron una medalla. Desde ese
momento el fue muy feliz pero todos los días vestía con una capucha. Lo
llamaron “El superviviente encapuchado”.
Fin
·¡ Guau! Una historia impresionante
Llamaron a la puerta y apareció su tío.
·Cuánto tiempo sin verte-gritaron al unísono- La
familia reunida de nuevo hablaron sobre el viaje del “Superviviente
encapuchado”
Escrita por María Palomares
Buena batalla. Besos.
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