Había una vez una joven elfa, con unos
ciento cincuenta años llamada Hala. Un día fue a Dambíl a comprar hierbas
aromáticas para su casa. Cuando iba por la calle vio un niño tumbado en el
suelo y sin zapatos. Hala le preguntó:
-¿Estás bien?- preguntó asustada.
El niño no contestaba, le volvió a
preguntar:
-¿Tienes padres? ¿Vives en la calle? ¿Por
qué vas sin zapatos? Vas a pillar un resfriado, tendrás fiebre y te morirás -le
advirtió Hala-.
-No, no me moriré-Dijo el niño.
Hala lo agarró por el brazo y lo
levantó. El niño lanzó una mirada tenebrosa.
-¿Me llevas a tu casa? -propuso el
niño.
-¡Tú estás loco! Yo me preocupo por ti
pero tengo cosas que hacer, y estoy ocupada.-Respondió Hala enfadada.
-¿Te preocupas por mi?-preguntó.
-¡Pues claro ¿qué haría aquí si
no?-Respondió echando fuego de lo enfadada que estaba.
-¡Pues llévame contigo y dame una taza
de chocolate caliente!- gritó el niño-.
El niño se agarró al brazo de Hala.
Ella lo empujó y lo tiró al suelo. Salió corriendo hacía la tienda sin mirar hacia
atrás.
Cuando salió de la tienda vio la
chaqueta del niño. Una mujer le preguntó si lo conocía, porque hace una hora lo
atropelló un carro lleno de paja. Hala pensó:
-Pero si yo estaba en la tienda hace solo tres.-Se dijo pensativa-.
Pasó el tiempo y la mujer se olvido de
todo lo ocurrido. Una noche, cuando dormía hoyó la voz del niño y se asustó.
Pasó una hora y apareció el espíritu del niño y le dijo que era mala y todo
eso. Hala se levantó, y se intentó
escapar, pero cuando tocó el pomo de la puerta... ¡Se había muerto del susto!
Me encanta tu historia Ana, aunque no entiendo muy bien cuando llega a la tienda y dice que había vuelto hace tres.
ResponderEliminarMe encanta tu historia Ana
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