domingo, 16 de febrero de 2014

El rescate de los Orcos



Un día, en una de las muchas aldeas de Dámbil, aparecieron unos seres muy extraños y egoístas con sus cosas. Solo pensaban en comer y algunos ni siquiera eso. Se hacían llamar “Orcos”.  Entre ellos solo había una hembra se llamaba Nepal.
Era inmensamente bella y vivía en Elfanía una aldea de elfos, por supuesto. Ellos la criaron y a los otros…uno, con los duendes; otro, con los dragones y el último pero no menos importante con los arqueros. Este era el más pequeño de todos y se llamaba Nefario.
En los orcos variaba el color de su piel según su género. Por ejemplo en las orcas, un verde blanquecino solía cubrir su cuerpo y en los machos un verde oscuro y cautivador.
Cada orco medía 2’5m (aproximadamente).

Una tarde, a la caída del sol, Nepal se acostó en la hierba como solía hacer. Quedó completamente dormida pero un grito la despertó de su sueño. Era su fiel amigo el elfo Ormuz pidiéndole un gran favor: ir a la Ciudad infectada cerca del Río Infecto. Como Nepal desconocía el camino cogió un mapa de Dámbil.
Fue caminando cada vez más y más lento…estaba muy cansada. Se paró a descansar.

Al día siguiente llegó a su destino la “Ciudad infectada”. Allí aprendió mucho pero al terminar sus tareas el alcalde la llamó para hablar y...no daba crédito a sus ojos su hermano era Nefario. El preciado hermanito de Nepal estaba vivo y vivía allí con los arqueros. Era genial y por lo visto ¡sus padres también lo estaban! Querían encontrarlos pero se tomaron antes un pequeño descanso para empezar de nuevo y conocerse mejor.

-     Es increíble que mamá y papá sigan vivos. Yo de vosotros mañana a primera hora iría a buscarlos.
Y así fue al día siguiente salieron de la ciudad con todo preparadito y comenzaron un largo viaje de misterios y aventuras.
Anduvieron y anduvieron hasta que al caer la noche, reposaron bajo una enorme copa de árbol.
Nepal despertó, vio que el cielo predecía el amanecer con un hermoso paisaje.
Una voz muy alta despertó a Nefario:
-  A levantarse dormilón, nuestra aventura acaba de empezar.- dijo alegremente.
-     Unos minutos más…- contestó dormitando.
Al acabar el desayuno los hermanos siguieron su búsqueda. Pero en una ruta muy empinada Nefario acabó por decir:
-     Nepal no puedo más ¿paramos para otro tentempié?
-     Vale, yo también  estoy cansado.

Al cabo de rato, ya dormidos y todo; despertaron por un rugido aterrador y sin darse cuenta Nepal y Nefario se encontraron una vieja casita de 2 plantas donde creían haber llegado a su destino y así era. Al ver de cerca la  gigantesca bestia salieron corriendo pasillo a bajo. Pero no tenían salida y Nefario se armó de valor y cogió su espada para matar al monstruo.  Pero no hubo mucha suerte aunque rajó su brazo y empezó a sangrar.

Nepal consiguió abrir la puerta por donde escaparían y unas voces se oían al fondo de la habitación.
-     ¡Socorro, sacadnos, nos quiere matar, ayuda!
-     ¡Papá, mamá! Os hemos buscado por todo Dámbil.
En ese preciso instante la bestia cayó por un balcón sufriendo de dolor y Nepal reunió a toda su familia y para siempre.
FIN

Por Karen Cruz 

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