domingo, 15 de junio de 2014

Amor a primera vista



Tras la guerra del Innombrable y la decisión de Élestor, no todo era malo: las flores seguían floreciendo, los pajarillos seguían piando…etc. En algunas pequeñas zonas de Dámbil, donde  los dragones se habían escondido, crecían dragones jóvenes. Siguiendo el ejemplo de otras raza ellos también se organizaron en tribus pero el fuego era la más numerosa. Durante estos últimos años lo han pasado muy mal después de  la desolación que dejó Dúlfenor.
 
Un día en Yeile, unas de la zonas más verdes de Dambil,  volaba un joven dragón llamado Eisfen, sus escamas era  rojas como el fuego, sus  ojos achinados pero hermosos a la vez  y una cola increíblemente larga. Fue entonces cuando chocó con algo, cayó al suelo pero por suerte no pasó nada grave. Había chocado con una dragona de hielo llamada Hemli, azul como el cielo y tan hermosa  que con una mirada  bastaba para acabar enamorado de ella.
 Cuando Eisfen iba a preguntarle si se había hecho daño, ella salió volando gritando:
-Lo siento mucho, nos veremos pronto -dijo mientras se alejaba-.
A Eisfen se le paró el corazón profundamente enamorado, sintió que debía dedicar toda su vida a ella así que preguntó a los cotillas de sus amigos y averiguó donde vivía, de qué tribu era...etc.
 
Un día, el enamorado sorprendió por la espalda a la dragona bebiendo en un arroyo. Hemli, dedicándole todo su amor le dijo:
-Me gustas pero no podemos estar juntos porque, además  de que nuestras tribus se odian por ser de elementos opuestos (hielo y fuego), mis padres dicen que si estuviera con un dragón de fuego saldrían unos dragoncítos espantosos.
Así permanecieron un rato hablando hasta que se dieron cuenta de que estaban enamorados y que afrontarían juntos cualquier dificultad. Se fugaron y vivieron felices. Tuvieron unos bebes dragones preciosos, a fin de cuentas sus padres se equivocaban.
                              

Escrito por Silvia Palomares Rodríguez

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