Aivlys era una joven
elfa bastante alta para tener el problema que tenía pues ella no tenía piernas y medía 1m escaso. La
elfa era pelirroja, sus labios producían un sentimiento cálido y en sus ojos se
podía ver el mar reluciente.
La muchacha
siempre quiso salir fuera y adentrarse en los dominios del hermoso bosque pero
no podía. Ella iba en un carro que daban en las “Casas de Curación” cuando
alguien como ella tenía un problema grave y no podía caminar por sí mismo.
“Si quiero salir
fuera tengo que correr un gran riesgo” - se decía para sí misma-.
El problema no era
que no la dejaran sino que no podía andar, solo eso.
* * *
Pasaron 2 años
ella tenía 16 y ya medía 1'5 m. Estaba
bien a pesar de su discapacidad y ese
mismo día pensó que ya era hora de vencer sus miedos así que corrió el riesgo
de caerse y fracasar; pero no lo hizo.
Y sin hacerse
ningún daño bajó las escaleras ¡Era un nuevo record para ella! Pero se desanimó
un poco al saber que todas las personas podían hacerlo, para ellos era algo de
lo más normal.
Al salir fuera de
casa se sintió libre, como si su vida empezara de cero.
Pudo cruzar un
arroyo, mojándose un poquito pero nada más.
Siguió rodando con
su carrito y de pronto se puso a llover a cántaros a través de la lluvia
visualizó una profunda cueva que parecía estar habitada; y así era.
Una joven meneaba
sin cesar un gran caldero con un líquido azul asqueroso.
- Hola, soy
Salina, -dijo alegrándose de tener compañía-. Soy una maga profesional -
presumió- y tengo un don para las pócimas mágicas.
Asustada, Aivlys
le devolvió una sonrisa amable y dijo:
- Yo soy Aivlys
una pobre elfa que por desgracia, no tiene piernas.
Empezó a llover
tanto que tuvieron que quedarse juntas en la cueva. Siguieron hablando,
conociéndose mejor. Con cada frase que decía la maga de sus poderes Aivlys
estaba más segura de que podría proporcionarle unas piernas.
Al final se
decidió y preguntó:
- ¿Tú podrías
darme piernas para poder andar?
Salina buscó entre
sus libros, hasta que...
- ¡Aquí está!
“La Magia está en
el Poder”; decía la portada del libro.
- Mira Aivlys, no
puedo darte piernas, he sacado este libro pero el poder que nombra la portada y
el capítulo 9 no es el poder que proporciona el dinero, ni el de ganar una
guerra... es el poder de tus fuerzas, tu fe en ti misma y tu corazón. Si tú
crees que puedes; lo conseguirás.
- Pero tú... -hizo
una pausa- tú necesitas correr un gran
riesgo. Mira yo solo puedo hacer una cosa. El libro resolverá tus dudas. Adiós.
- Hasta mañana- se
despidió-.
La tormenta había
parado. Aivlys se puso a leer; pero cada oración que leía una duda le surgía.
Al día siguiente
ella volvió a visitar la cueva... pero 1 hora antes...
¡Bien lo
encontré!-dijo Salina contenta- este hechizo le hará tener piernas a mi amiga
¡Tengo que practicarlo!
Cuando Aivlys
entró en la cueva la varita de Salina apuntó accidentalmente hacia ella misma
y...
- ¡Nooooooooo!
¡¿Que me has hecho; y mis piernas?! ¡Me las has robado! ¡Te odio, me vengaré,
lo juro!
Aivlys tenía las
piernas de Salina, pero al sentirse culpable le contestó:
- Salina,
quédatelas, no las quiero. Sin piernas siempre me he podido superar. No quería quitártelas
¡vuelve por favor!
- ¿Qué?
- Contigo he
aprendido que con piernas puedes hacer de todo de forma sencilla, por eso
cuando consigo, como ayer, bajar las escaleras; es un nuevo record para mí y
nunca tendré límites.
Bueno, la elfa
Aivlys acabó por darse cuenta de que una discapacidad no es mala si la
aprovechas, como ella para superarte a ti mismo.
La maga tenía
piernas la joven elfa no y si crees que puedes; como ella, puedes sino lo haces a la primera vuelve a
intentarlo así serás feliz tengas lo que tengas.
Es de tus mejores historias Karen
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
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